Trescientos Sesenta y Cinco
Pasen y vean… Han entrado en un lugar que ya sólo existe en el tiempo, un lugar que ha ido creciendo en mis manos, en mis ojos, en mi alma… en mi arte. Aquí verán el reflejo de una historia real que acabó hace más de tres años. La historia de una mujer cuyo nacimiento la dejó anclada en una silla de ruedas. Una historia difícil pero hermosa.
Pasen y vean… el hogar se transforma con el paso del tiempo hasta quedarse vacío por la pérdida de sus habitantes, al igual que nuestras vidas por la pérdida de un familiar. Y hoy quisiera destacar una pérdida personal que dejó mi casa interior deshabitada. A ella, que no fue diferente a nadie, pero sí especial como ninguna, quiero dedicar esta muestra llena de luces y sombras. A ella, que estaba por encima de su discapacidad y que siempre supo tener una mirada distinta hacia el horizonte, quiero homenajear por su coraje y su entereza. A ella que se fue, quedándose en mí. La muerte no es lo peor que le puede ocurrir a un ser humano.
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